Quiso que la posición de sus dedos tomara parte de otras aristas en ese loco deseo; bizarro ó desquiciado, quizás. Saboreó esa parte del anhelo que lo incitaba a convertir esos suspiros en tardía realidad. Extendió sus brazos y sumergió con avidez la vorágine que se hundía en su pecho, un algo distinto y desnudo que percibía agridulce, agreste, callado, pero que clamaba como una herida desde cada poro, quee ansiaba elevarse más allá de las primeras instancias.
La forma no podía ser todo ¿O si?, ¿Acaso la textura podría sostener este amago de conciencia, este recóndito aliento, esta posibilidad de ver con sus propios ojos, el nacimiento de un hecho consumado, propicio?
Deslizó ese instinto feroz por toda la superficie y se halló impávido ante esta victoria, esta carne trémula. La ayudó a bajar del pedestal y se apoyó en su hombro, y contrario a su primer afán, solamente se dejó ejercer en un profundo estado de entrega.
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Etiquetas: Narraciones, Viajes