6:46 p.m. - Supuran

Las llagas se yerguen como columnas,
como espantos pasados,
como pictografía precisa de una vida anterior,
como abrir los ojos después de una muerte,
heridas que se alzan como horrores,
como silencios,

estas aberturas vivas,
estas diatribas inmensas sobre sabiduría,
sobre posibilidad de sentir vida,
me escrutan desde el centro mismo,
me instigan a verme completo,
desnudo, sin perdones,
sin ciclos terminados,
sin grandes éxitos consumados,
sin fama, fortuna, sin grandes capitales,

estas puertas mortales,
me hacen percibirme,
atenderme,
comprendiendo,
que no todos los fantasmas son funestos,
ni todas las victorias son blazones y glorias,

estas cadenas carnales me ciñen,
y me dictan porque no puedo levantar vuelo,
porque no fui hecho para las claves,
porque no me susurraron los grandes secretos,
ni me ungieron con esencias divinas,

estas grietas humanas me hicieron percatarme,
que la grandeza no proviene de clamores,
ni vítores de muchedumbres rabiosas,
sino que desde su estrechez continua,
me llaman y apuntan,

ámbar cubierto que inicia y cierra,
llagas que dictaminan y vierten,
lo único que verdaderamente perpetúa la especie,
no es verdad, ni historia,
ni frío, ni acumulación de riqueza,
ni información o poder,
al contrario,
todo deviene del simple fruto,
nacido de sangre, entrañas,
amparo, alegría y a veces sólo dolor,
sudor, lascivia y quedo desparpajo...



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Etiquetas: Paseos varios