Las cosas que se mezclan con aromas son disgutos naturales para la piel de los imprecisos, mientras las gatas que zurcan melosas la cama, se deshielan de miedo, son simples piezas en el rompecabezas, inconcluso, de tus miedos y fantasías, esas que se escurren desvaídas entre los andenes entre los espacios frios, vacios a cuentagotas
El humo que se torna azul, y viaja sin destino, se detiene a observar un diente de león, que sostiene arcos deshojados, incólumes de tiempo y espera, llaves y cerrojos de un lugar conocido, pero extraño, pasos indiferentes, pero familiares de tanto escuchar, locas apuestas contra la muerte, que únicamente fija sus ojos en quien decide no cruzar, en quien detiene su carrera para andar despacio, a tientas, a gatas.
Las pasiones humanas más encendidas, de esas que carcomen el alma, sin duda, se disfrazan de migajas para palomas.
-Memorias de un viajante extraviado-
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miércoles, julio 30, 2008
4:31 p.m. - Solamente, un extravío
¿Qué pasa cuándo descubres que falta algo? pero eso que se extravió no son cosas cualquiera, no es como perder las llaves, un lápiz, unos lentes, una bolsa, la cartera, que sé yo, existen cantidad de prendas y posesiones que se pueden quedar en el camino, uno ignoto, por supuesto, porque sino, ya no estarían extraviadas.
¿Dónde hallar, por ejemplo, la calma? ¿O dónde podría uno, empezar a buscar la pasión? ¿Qué de ese lugar donde habitan los recuerdos? ¿O un amor? ¿Una amistad? ¿O un odio acendrado? ¿Dónde debiera uno encontrar uno, un poco de amor? ¿Un poco de vida? ¿Cuáles son las instrucciones que deben seguirse para no extraviarse, para no perder el sentido de las cosas? ¿Cuál es la dirección que uno debe continuar para que no se ausente el sentido de la sorpresa?
Puede ser que un amor se convierta en llave, que un día se transforme en bendición, que un naciemiento se traduzca en gozo, que la felicidad, que se pensó perdida, se encuentre, por fin, en las manos de la persona que decidió hallarnos, arrastrarnos, sacarnos, de ese lugar olvidado, ignoto, del que nunca pensamos volver a salir.
Jorge Luis Borges
Nescafé
Placebo
Fernando Delgadillo
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