Este es un camino de regreso desde el centro.
Siempre hay vestigios que se esconden al borde de esta orilla.
Sin duda, no habrá tiempo para desoir los gritos que se oyen como un eco. Voz que se escapa por las altas murallas que rodean este laberinto inmerso.
Este avatar del tiempo comprimido.
De una lucha con el reflejo que se esconde en la paredes pulidas de esta jaula. De esta prisión carne, de esta crudeza que sólo piensa en la futilidad.
¿Para qué esfozarse en ver al dragón que se levanta argentino entre la maraña de cables que se cruzan en la ciudad?
¿Para qué perseguir al corazón alado cuyo destino es el niño de la esquina? ¿Para qué mentir a la lluvia que cae constante en la azotea?
Sólo el frío vaho contesta brevemente...
jueves, septiembre 07, 2006
4:09 p.m. - Un periplo
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