Tu carne se volvió mía el día que perdí noción de mis propios límites.
Para encontrarme necesité espiar tus ojos mientras dormías,
y sacudí mi cabeza con sorpresa
Después de toneladas de desatinos
sólo tus pies me enseñaron que la vida
es eso,
un camino,
y que las paradas cercanas se expandieron después de la primera mañana.
lunes, febrero 27, 2006
4:25 p.m. - Un giro
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