muy dentro,
sólo me trae un poco de viento,
álgido y un poco frío,
de esas tardes cuando solía verla,
dentro, muy dentro,
aunque no estuviera cerca.
Sentía calor a pesar de las aguas,
a pesar de la falta de tibieza en el hogar paterno,
a pesar de mí mismo.
Únicamente esas notas
me daban una esperanza
un hálito,
una luz que nunca se extinguirá en esos días,
para ese alguien que ya no soy,
alguien que quedó ahí,
varado, y un poco abandonado.
Escribo con luz tardía para una ventana llena de gotas,
para un alma que se fue de viaje
para un sitio que ya no es más,
que me hace ver de lejos,
suavemente,
y que duele adentro,
verdaderamente adentro.
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Etiquetas: Laberinto al Interior