4:28 p.m. - Tesoros escondidos

Dedicarse a buscar perlas, es una actividad casi olvidada. Es un arte milenario que sólo algunos practican en la actualidad. La mayoría de esos tesoros provienen de lugares que se dedican de lleno a cultivar esas volutas preciadas.
Sin embargo, ninguna de ellas puede convertirse en afán de muchos y posesión de pocos, pues las verdaderamente exquisitas únicamente nacen en el descampado, de manera salvaje. En el concierto del desconcierto, la voluntad de hallar esos raros tesoros llega cuando uno menos lo espera. Para quien sabe tener paciencia es casi un rito, y para muchos una actitud ante la vida. El asunto consiste en dejarse depositar en el fondo del mar, con todo y expectativas, hasta que de repente, sin pleno aviso acuda a un llamado tácito (en algunos casos telefónico), la oportunidad bendita de la fecundación, del ciclo de la vida.
Y entonces ¡Voila! estás hechizado.
No hay marcha atrás, dejas de competir con otros cazadores de bellezas, para concentrarte en el devenir y esperas la maduración de tu propia especie.
Y ese tal vez sea el secreto, como en todo: el tiempo


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