Pregunté al sereno si había llovido ayer, pero sólo se encogió de hombros y señaló hacia arriba, y sólo fui capaz de ver su dedo apuntando al cielo.
¿De qué maravillas me habré perdido por mi afán de prepararme? ¿De qué platillos exquisitos no habré comido, solamente por mi obsesión de trabajar hasta el ocaso?
No lo sé, y sigo encaprichado con mi galimatías, mientras únicamente una frase se revuelve con el viento: sólo pude ver el dedo...
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Etiquetas: Paseos varios