esta ánima perdida, disuelta,
que parece estar esperando agazapada como felino dispuesto, atento,
capaz de cercenar gargantas de la manera más sangrienta posible,
pero preparado también de mostrarse tranquilo, suave, amoroso.
Esta vez será indispensable captar con el ojo, a vuelo de pájaro,
esta forma de hacer vida,
de congregar espíritu alrededor de la flama que se prende de la luna,
de afanar en el campo de amores,
estas palabras que se desgarran con amor;
pero que se calman con el olor de tu voz,
y que se trepan como enredadera dispuesta a atrapar al mono,
hábil para cargarse de sol y salir disparada ante el menor rastro.
Sal de tu guarida y siente el aire tibio de la tarde,
agrega un poco de agua al ambiente y tendrás solamente mis ojos,
que te siguen como llamas,
a tí la polilla, que subes fugaz hasta el cielo,
en busca de amores y prendedores antiguos,
alma mater de este disparatado sin sentido que se disuelve incierto;
pero acompasado, concreto en las venas,
adorado, pero dispuesto,
sabedor que somos todo y que no hay nada más.
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Etiquetas: Laberinto al Interior