respira dentro de esa animación suspendida que llamas cotidianidad,
supera el escozor que te produce la casa,
el hogar de todas las tertulias,
las cucarachas,
las calmas chichas
y los encendidos ánimos.
Astericos que se prenden de los ojos,
para llenar los espacios vacíos,
las cuencas llenas de un estado nostálgico,
de una matrona cubierta de yerbas en cualquier camellón,
en cualquier banquerta abierta,
en el caudal de interrogantes,
que se abren la piel buscando.
para llenar los espacios vacíos,
las cuencas llenas de un estado nostálgico,
de una matrona cubierta de yerbas en cualquier camellón,
en cualquier banquerta abierta,
en el caudal de interrogantes,
que se abren la piel buscando.
Dices que ésta es tu casa
¿Cuál? ¿Dónde? ¿Para qué?
Si así lo quieres ¿Para qué me increpas?
¿Para qué te deslizas y buscas mi sonrisa
o alguna otra señal que indique que puedes seguir?
No te arrastres,
sólo discurre,
No te ocultes,
desandate,
No te escurras,
transcurre,
Mimetizate con el que te observa,
siente sus pasos en los tuyos,
abárcalo,
supéralo,
franquealo,
para que después,
cuando abra el alba,
sólo puedas entrar en la cama y llamarlo por su nombre.
sólo discurre,
No te ocultes,
desandate,
No te escurras,
transcurre,
Mimetizate con el que te observa,
siente sus pasos en los tuyos,
abárcalo,
supéralo,
franquealo,
para que después,
cuando abra el alba,
sólo puedas entrar en la cama y llamarlo por su nombre.
Luces neón,
cigarros encendidos,
bocas que buscan un respiro,
en el alcohol,
en el humo,
esa substancia sucia que sofoca las orillas,
los centros,
los resquicios,
las servilletas llenas de lapiz labial,
en los ojos que solicitan piedad,
misericordia,
y lo único que consiguen es voltear la página,
mañana otro día será.
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Etiquetas: ciudad