son disgutos naturales para la piel de los imprecisos,
mientras las gatas que zurcan melosas la cama,
se deshielan de miedo,
son simples piezas en el rompecabezas,
inconcluso,
de tus miedos y fantasías,
esas que se escurren desvaídas entre los andenes
entre los espacios frios,
vacios a cuentagotas
El humo que se torna azul, y viaja sin destino,
se detiene a observar un diente de león,
que sostiene arcos deshojados,
incólumes de tiempo y espera,
llaves y cerrojos de un lugar conocido, pero extraño,
pasos indiferentes, pero familiares de tanto escuchar,
locas apuestas contra la muerte,
que únicamente fija sus ojos en quien decide no cruzar,
en quien detiene su carrera para andar despacio,
a tientas, a gatas.
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