Hay lagunas en el tiempo, hay brechas que se abren en el pecho ¿Dónde quedaron las prendas de ayer, esas que no eran mías pero que podía presumir como si lo fueran? ¿Dónde hallar esas plumas perdidas en el campo, cuando solía verte brillar, flotando como ausente?
Sigo esperando esas mismas respuestas mucho tiempo después. El aire callado, me ha vuelto el rostro y dedicado una sonrisa paciente, cómplice. No quiero verte desvanecer como esas sombras que pasaron junto a mí y que fulguraron sin pretender escapar de su propia hipocresía
Anda pues, regresa por donde has llegado, desnúdate, entra de nuevo en este espacio que dejaste huérfano en el frío no me hagas llegar y destrozarte, no me hagas reñir con tus demonios, esos que se retuercen entre escombros y que buscan desmembrarte.
Entiendo en mí las preguntas de aquellos que me respiran, y llevo sobre mí, las miradas de esas personas que no atienden, que únicamente pretenden hacer suyas las palabras mientras espían, entre tanto, atisban y confunden con señales, a las almas cansadas y que no mienten.
Antes pensaba que los individuos que así se conducían eran viles, nada más por naturaleza que esa era su meta en la vida, consumir a la mosca distraída en su maleza y sentir que de esa forma a la sociedad servían
Después de esa manera, se vio en un reflejo una cara deslavada, y unas manos funestas, incapaz de sentir o decir verdad y usando un maquillaje a cuestas, sólo podredumbre sobre su pellejo
Matando al ciervo creen conocer, destruyendo al río pretenden construir, amasando bienes ajenos se dejan seducir, cuando en realidad solo se pierden sin siquiera entender
Mientras leía el periódico, me percaté: La literatura sí cambia al mundo. Podríamos decir que es como el amor. Se cambia a sí mismo, se traduce, se desenrrolla, se contrae; pero siempre lo hace delante de nuestros propios ojos, y lo hace a pesar que nunca muda su rostro.
Creo que la transformación deviene cuando nuestras pupilas llenas de luz, transfiguran a la gente a nuestro alrededor, se modifican los alrededores, se adaptan a la nueva mirada que ha nacido, un acontecimiento terrenal que a nadie pasa desapercibido, pues es patente, real, concreto. -Memorias perdidas de un viajante extraviado-