Para vaciar tus ojos me encontré con un suspiro. El suspiro me dijo que habías despertado entre violetas. Al llegar al campo, hallé que tus pasos se habían alcanzado con el mar.
La playa se acordó que en una caricia, había visto partir tus pies hacia la otra orilla.
Perdido en estos pensamientos, sentado de este lado, me fijé en una gaviota que me dijo habías regresado sana y salva.
Corrí por la espesura y salí a tu encuentro, pero sólo hallé tu fragancia esparcida entre estos girasoles al borde del sendero.
Y ahora voy cuesta arriba hasta mi hogar.
Sólo este deseo:
Encontrarte en el umbral y desquiciarte, desviarte y perderte hasta mis entrañas para que no te vayas a pasear nunca más.
miércoles, diciembre 21, 2005
4:41 p.m. - Vueltas
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